Cuando decidimos integrarnos en una organización, y una empresa lo es hoy más que nunca, tenemos que decidir que opción tomar ante el incumplimiento reiterado de nuestras expectativas: salir corriendo o verbalizar nuestro sentir al respecto.
Esto significa optar por marcharnos por no ver cumplidas nuestras expectativas o tomar un camino inesperado, sinuoso en ocasiones, para iniciar un proceso de cambio desde dentro.
La elección de una u otra alternativa dependerá, entre otros muchos factores, del nivel de lealtad hacia la organización, el compromiso con la visión y los valores que, en principio nos llevaron a ella, que puede retardar la opción de salida e inclinarnos por manifestar nuestras opiniones para generar con ellas procesos de cambio.
Pero la elección dependerá, también, de la estrategia de la propia organización y de su capacidad para anticiparse a la reacción de las personas que la componen, habilitando mecanismos de participación para canalizar las quejas y descontentos y disminuir las posibilidades de perder a personas valiosas por un fallo de comunicación interna, que empieza cuando no se escucha de manera empática y asertiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario