Hasta hace bien poco se había pensado que la inteligencia individual se convertía en un obstáculo a la hora de obtener resultados colectivos. De hecho para que un ejército sea una eficiente máquina bélica, las personas que se alistan no tienen que pensar por sí mismas, sino obedecer ciegamente las órdenes de quienes ostentan cargos superiores; y la propia instrucción militar, así como los uniformes y demás parafernalia castrense tienden a homologar a las personas y a volver mecánicos sus gestos y movimientos. Por esta razón se puede entrar en el ejército con un CI de 70, mientras que una inteligencia muy despierta se vuelve fácilmente conflictiva.
Cuando hablamos de Inteligencia Compartida, sin embargo, nos estamos refiriendo a estructuras más flexibles y horizontales, en las que se tienen en cuenta otras Inteligencias, como la Emocional; organizaciones en las que la diversidad enriquece al conjunto y hace posible que 1 + 1 = 3.
En este tipo de equipos, no se obedece porque alguien tenga más rango, se reconoce en una o varias personas las competencias y habilidades para liderar el proyecto y esas personas, a su vez, aportan su "expertise" ; es un continuo feed-back con el que se hace realidad el modelo ganar/ganar.
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