Las alumnas son inmensa mayoría en las carreras de artes, ciencias de la salud, sociales y humanidades mientras que no llegan al 33% en las científico-técnicas.
La segregación educativa explica las diferencias salariales y el hecho de que todavía haya profesiones que estén menos reconocidas. Lo curioso es que las mujeres son mayoría en estudios superiores, en general sacan mejores notas y, no obstante, se sigue dando el efecto tijera. Como base a este hecho están las expectativas de comportamiento inculcadas desde que nacemos y, desde ahí, no se potencian las mismas habilidades para unas y otros. El origen está en cómo construimos el género para "hacernos" mujeres y hombres en nuestra sociedad y nuestra cultura.
A pesar de que cada vez más mujeres estudian Medicina o Administración y Dirección de Empresas, todavía en ingenierías apenas hay mujeres. La línea diferencial continúa si se atiende al número de personas que realiza la tesis doctoral.
En investigación, además, hay diferencias en el número de mujeres al frente de equipos de investigación como investigadoras principales, que es muy inferior al número de investigadores principales hombres.
Son muchos los logros conseguidos y muy importantes, pero hay que hacer un planteamiento a nivel estructural, analizar el trasfondo cultural y el porqué se escoge una rama u otra en función del género.
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