"Las personas llevan el universo en su interior: son lo que encuentran en sí mismas y encuentran en otras, únicamente, lo que esperan encontrar"
Proverbio Sufí

domingo, 12 de junio de 2011

FRINÉ ( 328 a. de C.)


FRINÉ ANTE EL AREÓPAGO. 1861. JEAN LÉON GÉRÔME. HAMBURG KUNSTHALLE.


Friné nació en Thespies, en la Beocia (departamentos griegos (nomos) de Ática y Beocia. El beocio era un pueblo eolio que procedía de Tesalia). Su nombre era Mnésareté (en griego antiguo Μνησαρετή Mnêsaretế, que significa "conmemoradora de la virtud"). Siendo niña se dedicó a la venta ambulante hasta que marchó a Atenas, donde estudió flauta y, aprovechando su belleza, comenzó a tener una gran notoriedad. Notoriedad que se confirmó cuando el escultor Praxíteles la tomó como modelo, musa y amante. Praxíteles fue el escultor griego más importante de su época y contribuyó a fijar de manera más decisiva el estilo griego de entonces, representó a la mujer completamente desnuda por primera vez.

Friné era una hetaira, una cortesana de la antigua Grecia; la labor de estas mujeres cultas, hermosas y virtuosas no era como pudiera ser entendida. Deleitaban a los varones en sus symposion, les daban charla animada, les ofrecían poemas y música, danza y entretenimiento, algo más allá del sexo, el placer entendido en toda su amplitud, cubriendo las necesidades del varón aristoi, el noble. Eran las únicas mujeres libres y dueñas de sí del mundo griego.

Friné fue directamente comparada con Afrodita y Praxíteles se inspiró en ella para la creación de varias esculturas de la diosa Afrodita y le ofreció, como pago de sus servicios, la escultura que ella quisiera de las que él tenía en su estudio. Friné no sabía de arte y no se veía capaz de decidir cuál era su mejor pieza, así que urdió un plan. Dio instrucciones a un sirviente para que durante una cena, irrumpiera diciendo que el estudio estaba en llamas. Praxíteles exclamó: ¡Salvad mi Eros!. Así ella supo que aquella era la mejor obra y fue la que exigió acto seguido, obsequiándola luego a Tespias, su ciudad natal.

Ateneo, el famoso gramático griego, escribió en su momento sobre Friné: “Era bella sobre todo en aquello que no se ve”. Y es que difícilmente podía vérsela en los baños públicos y solamente una vez en las fiestas de los misterios de Eleusis se bañó desnuda en el mar y luego, a la vista de todos los asistentes, salió de las aguas. La leyenda dice que el pintor clásico Apeles se encontraba allí en ese momento y se inspiró en Friné para su “Venus Anadiómena”.

Gracias al trato con los hombres más poderosos y ricos de su época amasó un capital tan enorme que se dice que cuando Alejandro destruyó Tebas, quiso reconstruirla con su fortuna a condición de que acampara en la puerta principal de la ciudad la siguiente inscripción: “Alejandro la ha destruido, Friné la ha reconstruido”. Siempre según la leyenda, los tebanos no aceptaron la proposición de la hetaira.

Friné fue acusada de impiedad a causa de su continua comparación con la diosa Afrodita, comparación debida a su belleza; y también por haber asistido como iniciada en los Misterios de Eléusis dedicados a Démeter, decidiendo revelar los ritos ocultos que había realizado en el telesterion, el recinto sagrado. Según cuenta la leyenda, su abogado Hipérides fue quien encontró el argumento perfecto en favor de la mujer. En el momento de su defensa hizo que cayera a sus pies el velo que la cubría y que se presentara desnuda frente a los magistrados, con esta estrategia, consiguió conmover a los jueces, quienes la absolvieron de manera unánime.

Una de las obras inspiradas en el cuerpo de Friné fue colocada en el Templo de Delfos, entre las estatuas de Arquídamas, rey de Esparta, y de Filipo, rey de Macedonia.











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