Cualquiera que tenga el deseo de alcanzar un objetivo puede convertirse en líder. Los rasgos pueden cambiarse o modificarse, focalizándose en los más deseados y usándolos para dominar aquellos que no sirven. Este es uno de los motivos por los que no existe el liderazgo perfecto, todas las personas tenemos unos cuantos rasgos inadecuados. Pero quienes mejor lideran se concentran crecer a partir de potenciar sus rasgos más deseables y dominar sus rasgos más débiles.
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