Si escuchar se ha convertido en una tarea complicada escucharnos, conocer lo que nuestro yo más íntimo desea parece misión imposible.
Son demasiadas las miradas que creemos que debemos complacer cada día como para detenernos a pensar qué es lo que realmente queremos para nuestra vida; así que continuamos haciendo, diciendo y sintiendo lo de siempre por miedo al cambio.
Sin embargo todo esto son excusas, las de siempre, que podemos modificar si nos orientamos a los resultados; porque excusas y resultados de manera simultánea no son la combinación adecuada.
Nuestro estado de ánimo depende de la conversación que mantenemos con nuestro yo.
Las emociones no existen por sí solas, sino por la explicación que damos a los hechos.
Nuestro estado de ánimo nos predispone a la acción.
De nuestro modo de actuar dependerán los resultados obtenidos.
Si no te gustan los resultados, modifica tu conversación interior.
"Quien quiere hacer algo, encuentra la manera de hacerlo"