"Las personas llevan el universo en su interior: son lo que encuentran en sí mismas y encuentran en otras, únicamente, lo que esperan encontrar"
Proverbio Sufí

domingo, 20 de febrero de 2011

MAKEDA DE SABA (SIGLO X a. de C.)



Makeda, la reina de Saba, referida en los libros Reyes y Crónicas de La Biblia, El Corán y en la historia de Etiopía, fue la gobernante del Reino de Saba, un antiguo reino en el que la arqueología presume que estaban localizados los territorios actuales de Etiopía y Yemen.

Sin ser nombrada explícitamente en el texto bíblico, es llamada Makeda en la tradición de Etiopía mientras que en la islámica es conocida como Bilqis o Balkis (aunque no en el Corán). Otros nombres asociados a ella son Nikaule o Nicaula. La reina Makeda pertenecía a una genealogía árabe: es hija de Yashrea, hijo de al-Hareth, hijo de Qais, hijo de Saifi, hijo de Saba.

Según el Antiguo Testamento, la reina de Saba acude a Israel habiendo oído de la gran sabiduría del rey Salomón, llevando regalos de especias, oro y piedras preciosas (1° Reyes 10:1-13,2º Crónicas 9:1-12). El episodio también aparece en el Corán, que tampoco menciona el nombre de la reina; según esta versión, la reina quedó tan impresionada por la sabiduría y las riquezas de Salomón que se convirtió al monoteísmo, entonando una alabanza al dios Yahvé; el rey entonces la recompensó con otorgarle "cualquier cosa que desease" con tal de que la reina volviese a su reino. La reina regaló 4,5 toneladas de oro al rey de Israel.

En la tradición de la Iglesia ortodoxa etíope, se señala que Salomón tuvo un hijo con la reina de Saba, llamado Menelik I, quien sería futuro rey de Etiopía; y quien la tradición dice que sacó el Arca de la Alianza de Israel, llevándosela a su reino.

El Libro de los Reyes recoge la historia de Salomón, rey de Judea, cuando visitó el reino de Saba y recibió presentes en oro, especias y piedras preciosas de la reina de ese país. El pasaje Bíblico se refiere a la reina Saba. Tuvieron un hijo con parecido físico a su abuelo, el legendario Rey David. En el libro del Cantar de los Cantares, un canto que el rey Salomón dedica a una mujer, es dirigido a la reina de Saba, una mujer negra etíope, de allí que se vinculen las promesas divinas de Dios con el pueblo Africano y no con Roma.

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