Si en todas las empresas el cambio de dirección es complicada, en una empresa familiar constituye un momento crucial en la trayectoria de la organización. La elección de la persona adecuada y su preparación para la gestión de la empresa a futuro son cuestiones ineludibles para un tránsito exitoso.
Quien cede el puesto debe responsabilizarse de transmitir sus conocimientos, dirigiendo el desarrollo de las capacidades de quien le va a suceder. Ayudarle a entender la realidad de la compañía, trasladarle su experiencia y facilitarle toda la información necesaria.
Asimismo, la persona que va a ocupar el cargo como sucesora deberá desarrollar la capacidad de análisis, gestión de conflictos, la inteligencia emocional,... Su formación le facultará para elaborar y elegir estrategias y planes de actuación, prever escenarios futuros... Y afrontar los conflictos que puedan surgir entre familiares, desarrollando habilidades para determinar las fronteras entre familia y empresa.
Planificación, transparencia, comunicación y preparación de la persona sucesora son los pilares básicos sobre los que se sustenta un proceso de sucesión, sin olvidar el compromiso y el vínculo emocional sobre todas las personas que componen la empresa y la familia.
Artículos relacionados:
No hay comentarios:
Publicar un comentario