"Las personas llevan el universo en su interior: son lo que encuentran en sí mismas y encuentran en otras, únicamente, lo que esperan encontrar"
Proverbio Sufí

jueves, 25 de marzo de 2010

Felicidad versus Infelicidad

No todas las personas somos iguales ante la felicidad, la primera desigualdad es genética, pero eso no significa exista una predeterminación, nada está decidido desde el principio.
El contacto que establecemos durante los primeros meses con las personas que nos rodean, nuestra familia, crea un estilo de relación, una manera de amar. El amor y las experiencias sensoriales no sólo influyen en el temperamento, sino también en el desarrollo del cerebro. Nuestro cerebro se modifica de manera permanente, influido por los afectos y por los sucesos de nuestra existencia.
Si durante la infancia conocemos tanto la tristeza como el apoyo emocional nuestro cerebro estará "abierto", sabrá qué es la esperanza y estará dotado de las herramientas necesarias para afrontar la vida. Pasada la primera infancia, el cerebro pierde su plasticidad inicial, ya tenemos una impresión del mundo, un estilo; los cimientos están hechos , pero el edificio continua en construcción.
Dolor y felicidad siguen caminos muy paralelos; otro tanto se puede decir de los sufrimientos morales, que son procesados por la misma zona del cerebro que se ocupa de los dolores físicos.
Nuestros esquemas mentales nos dictan que la felicidad es lo opuesto a la infelicidad. Pero ambas palabras no designan realidades objetivas, sino representaciones, la sensación de ser feliz o infeliz. Y a neurología sugiere que nuestra percepción del mundo es la que suele darnos una impresión de felicidad o de infelicidad. De manera que una misma situación me hará feliz o infeliz según mi sistema de representación, según mi cosmovisión, según la forma en que se haya producido la intercepción en mi infancia. Y también según el contexto o la cultura del entorno.
Una felicidad sin altibajos puede resultar monótona y aburrida. Para encontrar la felicidad hay que exponerse a la infelicidad. Si queremos ser felices, no debemos huir de la infelicidad a cualquier precio, sino ver cómo podemos sobreponernos a ella.
La vida es como una partida de ajedrez: las primeras jugadas son muy importantes, pero hasta que el juego no ha terminado, quedan por realizar movimientos maestros.
LA FELICIDAD SE APRENDE.

lunes, 22 de marzo de 2010

Proactividad, un valor en alza

Cuando alguien se habitúa a conducirse de acuerdo a sus principios, sin depender de la influencia ambiental, mayores empiezan a ser sus capacidades de influir en otras personas.
La palabra proactividad pretende definir un conjunto de cualidades necesarias para ejercer el liderazgo, ser una buena persona dirigiendo equipos y capaz de alcanzar metas ambiciosas. Se entiende por proactividad la capacidad de tomar decisiones propias sin dejarse influir por la presión del entorno.
Las personas proactivas adoptan una actitud creativa, se anticipan a los problemas antes de que estos les desborden, no cejan en el empeño cuando aparecen obstáculos, saben cambiar de dirección si observan el rumbo equivocado y aprovechan todas las oportunidades (éxitos y fracasos) para extraer conclusiones positivas.
Las empresas buscan personas proactivas porque estas suelen ser más aptas para enfrentarse a los desafíos de un entorno cada vez más cambiante, imprevisible y competitivo. Pero el concepto de proactividad empieza a aplicarse en el terreno del desarrollo personal porque sus raíces se hunden más en la sicología que en el management y tienen más que ver con la reflexión humana que con la eficiencia productiva. Las personas proactivas, no sólo obtienen éxitos laborales, sino que también suelen sacar provecho de su actitud en términos de felicidad y bienestar interior.
Se trata, en definitiva, de gobernarnos sin permitir que la situación nos gobierne. Por eso, una de las condiciones previas radica en tomar conciencia del terreno en el que podemos invertir nuestra atención, energía y tiempo. Si pensamos, por ejemplo,en las preocupaciones cotidianas, la persona proactiva adoptará la postura, más inteligente y eficaz, de centrarse en su "círculo de influencia": la zona correspondiente a los problemas sobre los que tiene alguna forma de control, en los que puede intervenir y en las realidades que puede llegar a cambiar.
El círculo de influencia comprende dos áreas. La de "control indirecto" se extiende a cuestiones que no están totalmente en manos de la persona porque en ellas entra en juego, también, la conducta de otras personas (trabajo en grupo, relaciones de pareja...); en éste ámbito las posibilidades de intervenir en los problemas son diferentes según el grado de influencia y los métodos y técnicas que la persona emplee en cada caso.
Es en el área de "control directo" donde todo se circunscribe a la propia conducta, donde la persona proactiva obtiene provecho y donde entran en juego las habilidades personales y el estilo de cada quien.
En la medida que se actúe proactivamente en cada una de las áreas, el círculo de influencia se va ampliando. Cuando una persona está habituada a sentirse dueña de sí misma, a conducirse de acuerdo con sus principios y sus directrices, sin depender de la influencia ambiental, ahuyentando las preocupaciones que quedan fuera de su dominio, mayores empiezan a ser sus capacidades de influir en otras personas.
Porque una persona es proactiva, no sólo por tomar la iniciativa, sino por creer en su potencial de mejora y cultivarlo día a día.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Las actitudes se eligen: el humor, un estilo de vida

"Nada Impide decir la verdad riendo"
Horacio
"El primer deber de la inteligencia es reírse de sí misma"
Gonzalo Torrente Ballester
Hace ya tiempo que se habla de los beneficios psicológicos de la risa, pero divertirse no es frivolizar con la realidad escapándose de ella, sino una manera de abastecerse de recursos para afrontar con mayor entereza los reveses y las desgracias.
Además, la risa también actúa sobre el cuerpo mejorando la respiración y favoreciendo la circulación sanguínea. En definitiva, el humor ha recuperado parte del prestigio que le había sido injustamente negado en una cultura de la solemnidad.
Sin embargo, ¿cómo poner al mal tiempo buena cara cuando nos invaden pensamientos sombríos o sufrimos los efectos devastadores de desgracias personales o malas noticias?
Tener humor no consiste en reírse de lo risible. Tiene humor quien sabe acudir a él para sonreír ante problemas, para salir del paso en las circunstancias difíciles, para levantar el ánimo a sí o a otras personas. Lo que la mayoría de la gente necesita son técnicas para poder aplicar el bálsamo del humor sobre las heridas llegado el momento.
"Buscad el ridículo en todo: lo encontraréis" aconsejaba Jules Renard.
No hay realidad, por seria o grave que parezca, que no encierre algún punto absurdo, contradictorio o risible. Únicamente admitiendo este principio es posible construir un estilo humorístico de respuesta a las situaciones.
En los momentos difíciles podemos optar por sumirnos en el abatimiento o por adoptar una actitud de sana resistencia basada en la risa interior. En esa predisposición mental es donde comienza el auténtico sentido del humor.

lunes, 15 de marzo de 2010

Rentabilidad para la Empresa: Liderar con Valores y Perspectiva de Género


Hasta este momento el liderazgo se ha venido ejerciendo desde la autoridad y en clave masculina que ha resultado efectivo y, más o menos adecuado, a la época historica.
Pero nos encontramos en un tiempo de cambios, no sólo por la crisis, sino por otros factores importantes como es conocer y reconocer en la equidad un valor ético y necesario de nuestra sociedad.
A partir de ahora los modelos anteriores no son válidos: hasta ahora la sociedad trabajaba para la economía y en estos momentos entramos en un proceso en el que debemos aprender a que la economía trabaje para la sociedad.
El liderazgo del futuro, basado en los valores, se asentará en la Inteligencia Emocional a un 85%; inteligencia que todas las personas poseemos y que la construcción de género androcéntrica ha propiciado que las mujeres desarrollemos de manera importante. Las mujeres demostramos mayor habilidad que los hombres en ciertas competencias interpersonales, ya que somos educadas para permanecer más en contacto con los sentimientos y sus matices.
¿Significa esto que los hombres no pueden ejercer este tipo de liderazgo? En absoluto. En realidad, si revisamos los datos de que disponemos acerca de las diferencias entre mujeres y hombres parece confirmarse el hecho de que los hombres disponen de la misma capacidad potencial para la empatía, por ejemplo.
La primera pregunta que cualquier persona debe hacerse es: ¿QUIÉN SOY YO?, ya que únicamente desde nuestro conocimiento más profundo podremos iniciar el camino que nos conduzca al liderazgo verdadero.
Para la empresa liderar desde los valores es una estrategia que ofrece resultados económicos porque no hay nada más peligroso que no tener en cuenta al "cliente interno", a las personas que participan en el proyecto que constituye la empresa y, para ser capaces de motivar, es preciso contar con personas en la Dirección y Mandos Intermedios satisfechas y motivadas, capaces de crear un clima laboral positivo.
¿Cómo se consigue? Una herramienta al alcance de todas las empresas e infravalorada por ellas es el Plan de Igualdad. Porque la formación en igualdad que implica debiera servir para "CONOCERNOS y SABER QUIENES SOMOS" y, desde ahí, iniciar el itinerario descrito.

Artículos relacionados:



lunes, 8 de marzo de 2010

Innovación, Género y Conocimiento

La historia anterior me ha hecho pensar en cómo nuestra cosmovisión, nuestras creencias acerca de cómo son o debieran ser las cosas, nos limita en la vida y, también, en los negocios.
Hemos crecido creyendo que el hecho de ser hombre o mujer nos condiciona de manera "natural" en nuestros comportamientos, pensamientos y sentimientos. Nos condiciona, sí, pero es un aprendizaje y, como tal, podemos modificarlo si ese es nuestro deseo. Se nace con un sexo determinado y se aprende el género (femenino o masculino), que se construye mediante un conjunto de características psicológicas, políticas, económicas, sociales y culturales asociadas a cada persona en función del sexo al que pertenece.
En otro orden de cosas, a pesar de las políticas para fomentar la innovación, es difícil introducir nuevas ideas, miramos con cara de extrañeza a quien no sigue las pautas, los procedimientos, a quien propone un cambio. Porque los cambios generan miedos... que no siempre sabemos cómo enfrentar.
Finaliza la historia hablando de "enseñar" y "tener secretos que contar", nos gusta ser quien tiene el conocimiento, la fórmula secreta, la clave.
Se me ha ocurrido que los tres puntos anteriores podrían enlazarse y enredarse:
Podríamos atrevernos a desear que las personas no estemos condicionadas por ciertos patrones desde que nacemos, poder crecer y desarrollarnos en equidad, sin roles y estereotipos que mantener y alimentar por mandato cultural.
En esa construcción podemos "guardarnos" nuestros secretos o podemos compartir lo que sabemos. Parece que nos contaron que compartir sólo sirve para las emociones, pero el conocimiento es, debe ser, privativo. Nada más lejos de la realidad, el saber se amplía al compartirlo.
Enlazaría conocimiento y equidad para cerrar el círculo, pero creo que debe quedar en abierto, ¿qué crees?

miércoles, 3 de marzo de 2010

Dinero y Oportunidades


Baldabiou era el hombre que veinte años atrás había llegado al pueblo, se había encaminado directamente al despacho del alcalde, había entrado allí sin hacerse anunciar, había depositado sobre su mesa una bufanda de seda de color dorado y le había preguntado
- ¿Sabéis qué es esto?
- Cosas de mujeres.
- Error. Cosas de hombres: dinero.
El alcalde hizo que lo echaran a la calle. Él construyó una hilandería junto al río, una cabaña para la cría de gusanos de seda al abrigo del bosque y una pequeña iglesia consagrada a Santa Inés en el cruce con la carretera de Vivier. Contrató a una treintena de trabajadores, hizo llegar desde Italia una misteriosa maquina de madera, llena de ruedas y engranajes, y no dijo nada más durante siete meses. Después volvió a ver al alcalde, depositando sobre su mesa, bien ordenados, treinta mil francos en billetes grandes.
- ¿Sabéis qué es esto?
- Dinero.
- Error. Es la prueba de que sois un idiota.
Después los recogió, se los metió en la bolsa y se dispuso a marcharse.
El alcalde lo detuvo.
- ¿Qué demonios tengo que hacer?
- Nada y seréis el alcalde de un pueblo rico.
Cinco años después Lavilledieu tenía siete hilanderías y se había convertido en uno de los principales centros europeos de cría de gusanos de seda. No todo era propiedad de Baldabiou. Otros notables y terratenientes de la zona le habían seguido en aquella curiosa aventura empresarial. A cada uno de ellos, Baldabiou le había revelado, sin más problemas, los secretos del oficio. Eso lo divertía mucho más que ganar dinero a espuertas. Enseñar. Y tener secretos que contar. Así era aquel hombre.
Fragmento del libro "SEDA" de Alessandro Baricco